Esta escenografía es para la obra de teatro «Tartufo de Molière» y está inspirada en la misma.
Mediante este proyecto, se ha plasmado la traición y la deslealtad que el protagonista exhibe en la obra.
La cruz central representa el peso que la religión adquiere en la trama. Por otra parte, la pared rota, alude a la traición y deslealtad antes mencionada.
A través de las diferencias de altura en la escenografía, los actores pueden interpretar escenas en diversos lugares y sostener conversaciones simultáneas, aprovechando al máximo el espacio. En las paredes a la altura de la cruz, se encuentran las ventanas de una casa, permitiendo que los actores interactúen a través de ellas.
Por último, se han incorporado distintas fuentes de luz en los laterales, el techo y detrás de la cruz. Mediante la variación de colores, se logra crear diferentes ambientes para complementar la actuación en cada situación. Por ejemplo, el blanco genera una sensación de calma, mientras que el rojo simboliza la traición y la tensión presentes en un momento de la obra.